Gente

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La gente hace la historia y la historia hace a la gente; de ahí surgen la cultura, la geografía, la política, el lenguaje y el contexto en el que vivimos hoy. ¿Quién decide la historia que se nos cuenta? ¿Cuántas historias se quedan sin contar?

En la historia de la Revolución Americana hay muchos norteamericanos muy bien conocidos, pero también hay personajes desconocidos -norteamericanos, españoles e hispanoamericanos- que ayudaron a la victoria en aquella compleja y casi fracasada rebelión.

En 1776, al comenzar la guerra, el Rey Carlos III de España aprobó ayuda económica secreta para los rebeldes norteamericanos financiando a medias con el Rey de Francia, su sobrino, una compañía mercantil, ´Rodríguez Hortalez & Cía´. Esos fondos suponían una pequeña fortuna para los colonos, muy faltos de dinero, y les permitieron comprar los pertrechos militares que el esforzado Ejército Continental necesitaba desesperadamente. En 1779 España declaró la guerra a Gran Bretaña, y entonces el comandante español Matías de Gálvez sostuvo encarnizadas batallas en las asfixiantes junglas de Nicaragua, distrayendo con ello a tropas británicas que, de otro modo, hubieran luchado contra los Continentales. La batalla de Yorktown de 1781 fue una de las últimas oportunidades que tuvimos de hacer una campaña militar con ayuda francesa, y fue financiada con una colecta de plata y de oro del pueblo de La Habana, Cuba, organizada por el agente español, Francisco Saavedra de Sangronis.

Los sin nombre y desconocidos son también de importancia, como los marineros mexicanos, cubanos o españoles que introdujeron de contrabando en las colonias y en Nueva Orleáns, barcos cargados con pólvora, armas, uniformes y otros suministros para el Ejército Continental. O los soldados españoles que batallaron contra el Ejército Británico desde Mobile (Alabama) hasta Pensacola (Florida). O la mujer y los veintisiete hombres que aportaron oro y plata al Tesoro de La Habana para cubrir la paga y los suministros necesarios para la batalla de Yorktown.